sábado, 30 de julio de 2016

El primer mes después de toda una vida

Cuidando su jardín
Esperanza Izquierdo Fernández
En su patio de la calle Matadero


Por Esperanza Cabello

Hoy es un día especial y también triste. Hemos terminado el primer mes sin nuestra madre después de toda una vida a su lado. La nostalgia y la añoranza de los miles de momentos vividos con ella nos impiden decidir, en nuestra mente, con qué "Esperanza" nos quedamos.

Esperanza Izquierdo, 1934

Si con aquella niña tímida, delicada y estudiosa que se fue a estudiar a Ronda con nueve añitos.


Primera comunión




O con la niña de postguerra que ayudó a administrar su casa.

Cartilla de racionamiento
 O con aquella hermana querida y venerada por todos.

Recuerdo escolar Esperanza y María Remedios



O con aquella muchacha religiosa que se vino a su pueblo a dedicar su vida a... su familia, y por supuesto, a su Manuel.


Dedicatoria a Manolo: el amor de su vida

O con la madre de familia numerosa que, valiente y decidida, sacó su carnet de conducir en los sesenta, una de las primeras mujeres del pueblo que lo conseguía.

Carnet de conducir, años sesenta


O con la madre de las madres.

Familia Cabello Izquierdo



O con la mejor cocinera de paellas camperas de la historia

Fin de semana campero

O con la madre capaz de hacer cualquier cosa por sus hijos

Con Natalia, en la sierra

O con la madre y abuela capaz de superar todo por su familia

Celebrando la Navidad, a pesar de las ausencias


O con la abuela cariñosa dedicada a sus nietos en cuerpo y alma.

Esperanza y su nieto Serafín


... bueno, hemos llegado al momento en el que vamos, por ahora, a parar el tiempo. Es hora de intentar olvidar estos últimos años, marcados por la enfermedad y de quedarnos con esta madre, la que ha legado a sus nietos (más allá de a sus propios hijos) sus genes de valentía, de belleza, de serenidad, de interés, de alegría, de bondad, de constancia, de generosidad, de sabiduría, de curiosidad, de superación, de humildad, de tesón, de amor por los demás.
Ahora vamos a disfrutar buscando y encontrando en sus nietos sus rasgos, su recuerdo.

Y aunque nunca podremos borrar de nuestra memoria aquella letanía eterna que recitó cientos de veces en sus últimos días

 "... llena eres de gracia
El Señor es contigo
Bendita tú eres
Entre todas las mujeres
Y bendito es el fruto..."

Nos quedaremos con la alegría de encontrarla reflejada en sus diez nietos y seremos felices con  cada nuevo "encuentro" que hagamos.

Siempre en nuestros corazones, mamá.


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