jueves, 1 de octubre de 2015

La poesía de María Benítez Orellana

IV Encuentro literario de Mujeres en Ubrique


Por Esperanza Cabello

Hoy es el Día Internacional de las Personas de Edad, o el "Día del Mayor", como lo conocemos aquí. Nosotros, por ser de pueblo, por ser del sur o por lo que quiera que sea, no necesitamos aún estas efemérides. En nuestras casas y en nuestra sociedad  los abuelos siguen siendo uno de los pilares fundamentales de nuestras familias y para ellos va la dedicación, la admiración, el cariño y el respeto al que se han hecho acreedores durante toda una vida de dedicación a los demás.
Pero vemos cada más con más frecuencia que en algunos casos no se les da el lugar que merecen, por eso las iniciativas como la de María Benítez nos parecebn dignas de enmarcar.
María es una ubriqueña nacida en la década de los cuarenta, y, aunque va atesorando los años, aún no pertenece a ese grupo de mayores. 
A lo largo de la vida ella ha cuidado de cinco de sus mayores y se siente satisfecha por el deber cumplido y feliz de haber estado a su lado mientras la han necesitado.
Hace quince años escribió un poema, más bien una reflexión, sobre la vejez y la soledad. Este poema fue publicado en un cuadernillo que se elaboró en 2002 para el IV Encuentro Literario de Mujeres en Ubrique.
Ahora, con el paso de los años, María nos cuenta que aún ve más clara esta reflexión: los mayores son nuestro modelo, su experiencia es vida para todos nosotros, y nuestra presencia y nuestro cariño son suficientes para hacer que no conozcan la soledad ni la tristeza.
El poema es el siguente:

SOLEDAD Y VEJEZ

Soledad es algo

 que nos viene con la vejez.

 Es triste, pero es así.

Ella nos viene,

sin darnos apenas cuenta.

 Cuando pasa el tiempo

 y el recuerdo viene a tu mente

y vas viendo que ya

 no eres tan útil a los demás

 y vas cayendo en el olvido…

 Entonces empiezan los recuerdos

 de lo que has vivido,

esa historia que es algo tan grande.

 Porque tu experiencia

 es ejemplo

 para los que te rodean.

 Y nos educa

por toda la vida vivida en ella,

 he aprendido que con los años

 nos hacemos más resignados,

 pacientes y tolerantes.

 Pero la vejez

 tiene su encanto

 y su sentido de vida.

 Pues estas personas

 no esperan nada,

 pero si les podemos

 dar mucho:

 cariño, comprensión,

 escucharle...

 Lo que más agradecen

es la presencia nuestra,

 porque así ven

que no han llegado al olvido.

Es triste y fea la vejez.

Pero nosotros la podemos mejorar.

MARÍA BENÍTEZ

 
Es un poema escrito desde el corazón, y personas como ella, que han dedicado gran parte de su vida a sus mayores hacen que nuestro mundo sea cada vez un poquito mejor.
Gracias, María.

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