viernes, 17 de julio de 2015

Doña Elena Sánchez de Medina Benavides

 Elena Sánchez de Medina en el centro de la fotografía, con sus hermanas



Por Elena Lobatón
  Esperanza Cabello



Hay muchas mujeres que han ganado, en nombre propio, un lugar en la historia de nuestro pueblo. Mujeres que han destacado por méritos propios; que trabajan y viven entre nosotros  y que, sin querer sobresalir, han ido adquiriendo un papel propoderante en nuestra sociedad.
Tal es el caso de doña Elena, la de la farmacia (como la hemos conocido siempre). Elena Sánchez de Medina Benavides, una ubriqueña cuya vida ha estado siempre relacionada con Ubrique.
Elena nació en el número 17 de la calle Botica de Ubrique el 24 de enero de 1919, entonces se llamaba calle Sagasta. Era hija de Fermín Sánchez de Medina Gil y de Obdulia Benavides.

Fermín Sánchez de Medina tuvo tres hijos con Elena Benavides, su primera mujer: Encarna, Rosario y Fermín.
Casado en segundas nupcias con Obdulia Benavides (hermana de Elena Benavides), tuvo otros cinco hijos: Ana María, Elena, Luis, María Ángeles y Víctor.


 
 Elena y Obdulia Benavides, esposas de Fermín Sánchez de Medina


El apellido Sánchez de Medina ha estado ligado a Ubrique y a la farmacia desde que llegara a Ubrique Juan Antonio Sánchez de Medina Ayraldo, que se casó con la ubriqueña Ana Romero Romero. Uno de sus hijos fue Fermín Sánchez de Medina Romero, que se casó en 1856 con doña María Dolores Ayala Valiente. Tuvieron cinco hijos: Rafael, Juan, María Dolores, Francisco y Eduardo. Enviudó y contrajo segundas nupcias con doña Sebastiana Gil Rodrigo, y con ella tuvo tres hijos: Ana María, Rosario y Fermín Sánchez de Medina Gil, el padre de Elena.




  Fermín Sánchez de Medina Gil con su hijo Fermín



Elena se crió en un Ubrique lleno de cambios, pero en la seguridad y en la tranquilidad de su calle y de su casa. En un ambiente familiar tranquilo y distendido. Su padre, farmacéutico, se ocupaba de la farmacia que ha dado nombre a la calle Botica, y que ha estado en funcionamiento más de ciento cincuenta años. Su madre, Obdulia, se ocupaba de la numerosa prole: ochos hijos, una familia numerosa de las de antes.
No sabemos si Elena estuvo en la escuela de doña Ángeles Bohórquez, creemos que si, porque era muy amiga desde la infancia de nuestra abuela Natalia Fernández, con la que tuvo una gran amistad a pesar de que Natalia era mayor. Nuestra abuela nos hablaba de ella y nos contaba que eran amigas desde siempre.


 

En cualquier caso Elena tuvo la oportunidad de seguir estudiando una vez terminados los estudios primarios. No era muy normal que en la época las mujeres cursaran estudios universitarios, seguramente se nos escapan algunas, pero quizás fuera la segunda mujer ubriqueña (después de doña Ángeles Bohórquez) que estudiara en la universidad y ejerciera su profesión durante toda su vida.


Elena y Encarna, su hermana mayor


Doña Elena puso farmacia en la calle de San Sebastián, en Ubrique, para nosotros siempre será "la farmacia de doña Elena", su carácter amable y alegre hacía que fuera apreciada por toda la clientela. Su padre, Fermín, murió con 51 años. Al morir la famarcia paterna pasó a nombre de Encarna, Rosario y María de los Ángeles, como huérfanas. No obstante, nosotros también la recordamos como "la farmacia de doña Obdulia", la madre de Elena.
En ebrero de 2015 moría María de los Ángeles, la hermana menor de Elena, y con ella se cerraba esta farmacia que ha sido tan representativa para Ubrique (en este enlace).



Elena vestida de mantilla
Semana Santa, años cuarenta


Siempre ha sido una persona muy religiosa. Nosotras la recordamos siempre en la iglesia, con los niños y las niñas en la catequesis, en los oficios, en misa. Aún hoy, a sus 96 años, tiene un carácter muy alegre, y es una persona de exquisita educación. 
Antes podíamos verla siempre en todo tipo de actos religiosos, católica ferviente, siempre ha sido ejemplo de buen hacer y de humildad.
 

 Elena en el besamanos a la Virgen



En su tiempo libre se dedicaba a las catequesis y colaboraba con “Acción Católica”. Desde 1968 continuó su labor de apostolado a través del movimiento de los Focolares.






Sabemos que la familia Sánchez Pozo y la Sánchez de Medina tuvieron una gran cercanía y una gran amistad, así que hemos pedido a Francisco Javier que nos hablara un poco de ellas:



"Fundamentalmente son recuerdos infantiles, de mi niñez. La relación que tuve tanto con Elena como con María de los Ángeles y Encarna fue más infantil estado repasando mentalmente la relación que tuve con las hermanas Sánchez Medina. Tanto con Elena como con María de los Ángeles como con Encarna fue en mis tiempos de niño. De las tres, Encarna era la que mas jugaba conmigo. María de los Ángeles, en aquel tiempo, atendía también la farmacia.
 Sé de Elena, al igual que sus hermanas, la religiosidad que tenía, la devoción por la Virgen de los Remedios y una afición muy grande a la música clásica. Recuerdo que cuando llegaba el primero de enero cada año, iban a mi casa cuando mi padre compró el vídeo para que les grabase el concierto que dan ese día en Viena. 
Me prepararon para la catequesis, tanto en la iglesia como en su casa. Recuerdo haber comido con ellas en su casa alguna que otra vez. Recuerdo que me fotografíaron siendo muy pequeño  sentado ante el piano que ellas tenían en una salita que daba a la calle. 
Con Víctor también hubo muy buena amistad, cuando volvía a Ubrique siempre llegábamos a visitarlos. En realidad tengo solo buenos recuerdos de ellos".


 Elena y un buen montón de amigas de celebración

Ya hemos resaltado su carácter amable, alegre y cariñoso. Elena pertenece a ese grupo de mujeres ubriqueñas que han sabido además disfrutar de la familia, de la amistad. Cuando llegábamos los veranos a Cádiz normalmente íbamos con nuestros padres a saludarlas, también hemos coincidido en celebraciones familiares y actos benéficos. En los últimos años, después de su jubilación, Elena cerró su farmacia en la calle de San Sebastián  y se centró en su vida religiosa y en su vida familiar.


 Elena y María de los Ángeles, siempre rodeadas de niños y niñas.



Desde entonces ha sido habitual verla en las catequesis, siempre rodeada de niñas y niños, con una gran sonrisa, y tratándolos a todos con una gran paciencia y mucho cariño. Además, siempre acompañada de su inseparable hermana María de los Ángeles, que desgraciadamente murió en enero de este año.


 Una niña le agradece los esfuerzos por prepararla para su Primera Comunión



Ahora, a sus noventa y seis años, doña Elena está frágil de salud, y ya no la vemos acercarse a la Plaza como hace un tiempo. Además la muerte de su hermana pequeña le ha afectado terriblemente. Pero nosotros no queremos dejar pasar ni un día más sin hacerle este pequeño homenaje, pues se trata de una mujer muy especial, una mujer preparada, universitaria, trabajadora, dedicada a los demás en cuerpo y alma desde siempre, que abrió nuevos caminos para las mujeres ubriqueñas, en aquellos momentos en los que la enseñanza superior estaba prácticamente reservada a los hombres, y que ha desempeñado una labor profesional de primera calidad por un lado, y una labor humanitaria excepcional por otro.
Muchas gracias en nombre de todos los ubriqueños, pero en especial de todas las ubriqueñas, para muchas de las cuales fue un modelo a seguir.


Elena Lobatón
Esperanza Cabello





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