domingo, 28 de octubre de 2012

Grazalema en el terremoto del 1 de noviembre de 1755

 Grazalema en el Catálogo Monumental
Fotografía de Romero de Torres, 1908


Por Esperanza Cabello


Continuando con la serie de entradas dedicadas al Terremoto de Lisboa en nuestra Sierra, hoy le toca el turno a Grazalema. Y esta es la copia la copia de una carta que se conserva en el Archivo Histórico Nacional y que fue enviada por el  alcalde de Grazalema,don Sebastián Mateos Ramos, en noviembre de 1755  dirigida a Su Majestad el rey Fernando VI dándole cuentas de lo acaecido en el pueblo durante el gran terremoto del 1 de noviembre de 1755, que causó grandes daños en la Península Ibérica y en el norte de África y que sigue siendo considerado el más grave que nos haya afectado: el "Terremoto de Lisboa", que provocara el maremoto de Cádiz.

Don Sebastián Matheos Ramos, Alcalde ordinario de esta villa de Grazalema,
Certifico en la mejor forma que puedo:
Que en el día primero de este presente mes, siendo a horas de entre nueve y diez de la mañana de él, en ocasión que me hallaba en la Iglesia parroquial de ella a la celebración de las Oficios Divinos, donde había concurrido, asímismo, mucha parte del pueblo, se sintió inopinadamente un recio temblor de tierra, de suerte que, por muchos de los circunstantes se advirtió se movía todo el edificio, lo que motivó el que muchas personas desampararan la Iglesia en inteligencia de que se caía; y después de concluida la función, generalmente sea dicho, el haberse sentido dicho terremoto, sin haber ocasionado en esta villa y su
término (por la Divina misericordia) daño alguno en casas, ni en otros edificios, ni peligrado persona alguna.
Aunque habiendo tomado los informes correspondientes han asegurado algunas personas de verdad, que se hallaban pastoreando sus ganados en la Sierra eminente que llaman de San Cristóbal, que de ella, a el tiempo de moverse, como lo advirtieron, rodaron crecidas piedras que se desgajaron de dicha Sierra a el profundo de un valle que está inmediato, destrozando estas, con su peso y violencia que llevaban, cuantos árboles de encinas, pino y quejigos cogían, sin que de este destrozo resultase perjuicio a ninguno de los ganaderos que, a la sazón, se hallaban en aquella profundidad, guardando los ganados de cerda que en dichos parajes están montaneando.
Cuyo terremoto, en el día de hoy [= 26-XI-1755], en punto de las ocho de la mañana, se ha vuelto a experimentar en diferentes sitios de esta villa, siendo la duración de el del día primero de este mes de siete a ocho minutos, y la de este día como de cuatro; sin haberse notado estrago alguno ni menos que, por personas de esta villa, se pudiese haber advertido por alguna señal el uno ni el otro, por cuyo conocido beneficio están estos vecinos incesantemente dando a Dios las más verdaderas gracias, por haberse servido libertados de los peligros que en otros pueblos se han padecido, según las noticias [que] han llegado a este.
Y para que conste, cumpliendo con lo prevenido por el despacho vereda del Alcalde mayor de la ciudad de Ronda, y carta en él inserta del Ilustrísimo Señor Obispo de Cartagena, Presidente del Real y Supremo Consejo de Castilla, doy la presente, que firmo como acostumbro en dicha villa de Grazalema, en veinte y seis días del mes de noviembre de mil setecientos cincuenta y cinco años.
Sebastián Matheos
[Remitido por el Teniente de Corregidor de Ronda,el 1-XII- 1755].


 Grazalema en el Catálogo Monumental
Fotografía de Romero de Torres, 1908

"El terremoto de Lisboa, que alcanzó los 9 grados de magnitud en la escala Richter, es considerado aún hoy uno de los más destructivos de la historia. Las olas que se desataron en el sur de la Península Ibérica pudieron haber sobrepasado los 15 metros de altura, y según se tiene constancia ahogaron a 15 personas repartidas por toda la capital gaditana.
El movimiento sísmico, convertido en maremoto en ciertas ciudades como Cádiz o Conil, arrasó todo lo que encontró por delante y afectó en distinto grado a varios países como Marruecos, Portugal y España.
La envergadura de este acontecimiento fue tal que el rey Fernando VI ordenó sondear a la población. Así, se llegó a realizar una especie de encuesta preguntando a los habitantes de cada pueblo si habían notado el temblor. Del primitivo estudio de opinión se encargaron las personas más cultas de cada lugar." (El maremoto de Cádiz).
 En el magnífico libro  sobre los efectos en España del terremoto de Lisboa, de José Manuel Martínez Solares podemos leer: 

" La documentación que el Archivo Histórico Nacional había recogido pueblo a
pueblo se obtuvo a partir de una encuesta que el rey Fernando VI (que había sentido
el temblor en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, desplazándose de forma
Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755)
acelerada ese mismo día a Madrid) ordenó llevar a cabo el día 8 de noviembre al
Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, a la sazón Obispo de Cartagena, solicitando
información sobre lo acaecido en España a causa del terremoto. Para llevar
a cabo esta encuesta se confeccionó un cuestionario que se debía contestar sin dilación,
dirigido a las personas de mayor razón de las capitales y pueblos de cierta
importancia de toda España. Casi literalmente, la encuesta contenía las siguientes
preguntas:
1. ¿Se sintió el terremoto?
2. ¿A qué hora?
3. ¿Qué tiempo duró?
4. ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes
y ríos?
5. ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6. ¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales?
7. ¿Ocurrió otra cosa notable?
8. Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?"
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