miércoles, 29 de agosto de 2012

La familia Cabello en Carissa Aurelia

 Estado actual del yacimiento de Carissa Aurelia
en la Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos
Fotografía: Leandro Cabello, 2012



Por Esperanza Cabello

Nuestro hermano Leandro ha publicado en facebook esta fotografía del estado actual del yacimiento de Carissa Aurelia para denunciar los trabajos que se hicieron recurriendo al pasadoy  pensando en el futuro, pero que ahora tienen un triste presente.

Podemos encontrar un estudio somero en la  Cadizpedia para centrar el yacimiento, recomendado la lectura del artículo completo, que proporciona datos fascinantes:

El yacimiento de Carissa Aurelia está enclavado en una zona de pequeñas colinas y cerros de escasa altura (200 a 274 metros sobre el nivel del mar), que forman parte de las estribaciones de la Sierra de Gamaza y Sierra del Calvario, y domina por el este la zona del Coto de Bornos y por el oeste, la campiña del valle del río Salado. Esta zona ha sufrido profundos cambios desde hace unas décadas debido, esencialmente, a la tala masiva de árboles y a los cambios de cultivos y, aunque se trata de tierras de una gran calidad agrícola, las transformaciones edafológicas han contribuido a una cierta desertización de esta área.
La ciudad es citada en los textos clásicos en escasas ocasiones y las indicaciones que éstos nos proporcionan se refieren principalmente a su situación geográfica y su estatus.
Plinio la ubica en el Conventus Gaditanus, como una ciudad de derecho latino, conocida por el cognomine de Aurelia.
Ptolomeo sólo precisa su ubicación entre Hispalis y Nabrissa, y Tácito la menciona refiriéndose al cognomen, afirmando que éste se vincula con Cornelia, madre de los Graco y con Atia, madre de Augusto.
Hay que esperar al siglo XVII para volver a encontrar referencias sobre la ciudad. Rodrigo Caro, apoyándose en Plinio, rebate la tesis de aquellos que sitúan la ciudad fuera del Conventus Gaditanus. Nos habla también de restos visibles, que en su época aún se conservaban, y de los objetos que circulaban provenientes de allí, y cita una lápida que, posteriormente, Hübner recogería en el Corpus Inscriptorum Latinarum.
Más tarde, Romero de Torres, hará un recorrido sobre lo que ya se conocía, siendo lo más interesante las indicaciones que ofrece sobre piezas salidas del yacimiento. De las distintas investigaciones, especialmente, la llevada a cabo entre 1985 y 1986 por M.ª Luisa Lavado y Lorenzo Perdigones, se observa cómo el poblamiento se inicia en el Neolítico final o Calcolítico, a juzgar por los silos aparecidos, y perdura hasta época medieval, a la vista de las inhumaciones en fosa sin ajuar, aparecidas en las necrópolis. Sin embargo, el periodo de mayor esplendor se produce durante época romana, cuando Carissa se convierte en ciudad de derecho latino, favorecida por César, cuyo cognomen es seguro que proviene de la madre de éste, y se contaba entre las veintisiete ciudades que a finales del siglo I a. de C. poseían el ius latii, perteneciendo muchos de sus habitantes a la tribu Galeria. La ciudad se abandona en época tardorromana, tras su destrucción hacia el 560 d. de C., siendo arrasada por los vándalos más tarde.


En realidad la fotografía de Leandro nos ha recordado una serie de fotografías familiares de principios de los setenta realizadas, precisamente, en Carissa Aurelia. 
En aquella época las primeras excavaciones del Salto de la Mora estaban en su apogeo, y comenzó, en toda la provincia, un gran interés por la historia, los yacimientos y la arqueología.



Nuestros padres y los dos pequeños, Leandro y Natalia,  visitan el yacimiento.

El director de las excavaciones de Ubrique, el arqueólogo don Salvador de Sancha, nos invitó a ver los trabajos que se estaban haciendo en Baelo Claudia (aquellas visitas fueron memorables), donde él mismo era también el director, y poco después a Carissa Aurelia.
Nuestra madre recuerda que era un lugar muy especial, de una belleza extraordinaria, un yacimiento diferente a los demás, a pesar de que solo se veían unos cuantos enterramientos.
También recuerda que a nuestro padre le gustaba tanto el nombre de la ciudad que comentó que sería un nombre precioso para una niña, incluso bromeó diciendo que cambiaría el nombre a Natalia.

 Estas fotografías pueden ayudarnos a conocer la situación de la necrópolis
a principios de los setenta 


Era un lujo visitar las excavaciones de la mano de una persona tan experta y tan exquisita como era don Salvador, siempre con mil explicaciones y mil atenciones, siempre pendiente de que entendiéramos cómo eran las cosas y contándonos anécdotas de la antigüedad y de las cosas que pasaban a diario durante los trabajos.


  Leandro y Natalia recorren la necrópolis



  Lo mejor que tenía ir con nuestros padres a estos lugares era que siempre aprendíamos algo nuevo e impactante. Los dos sabían siempre miles de detalles históricos y conocían cientos de historias de las que contaban los mayores, a su formación se unía el interés por conocer y salvaguardar nuestra cultura.



La necrópolis ya había sido estudiada en varias ocasiones con anterioridad, pero en  1986 (más de diez años después de esta foto) se hicieron los primeros trabajos que han perdurado (María Luisa Lavado y Lorenzo Perdigones). En el museolocal y el el provincial de Cádiz se conservan algunos de los más importantes hallazgos de estas investigaciones.



Fuimos verdaderamente unos privilegiados al conocer, desde muy pequeños, todo el patrimonio natural, cultural, social e histórico de nuestra tierra, y, al igual que conocimos el columbario de Ocurris cuando solo era un establo con dos metros de detritus por encima del nivel del suelo y aprendimos que aquello era muy valioso y muy frágil, conocimos y valoramos otros muchos lugares de nuestra geografía.
No hay mejor patrimonio que puedan dejar unos padres.

Nota del 15 de enero de 2016: En el minuto 49 de este video de la historia de Espera podemos oír al conferenciante, Manuel Garrucho Jurado, hablando de nuestro padre y de estas fotografías, que muestra al público.Gracias a nuestro amigo Jesús por el enlace.


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