viernes, 20 de mayo de 2011

De sima en sima, y después, al sumidero

Interior de Sima Bella, en la Sierra de Ubrique
Foto: Diego Fernández


Por Esperanza Cabello
 La semana va de jóvenes estudiantes  que hacen actividades extraordinarias y trabajos que merecen increíblemente la pena. 
Uno de nuestros alumnos, Diego Fernández, es un joven muy interesado por diferentes actividades. Sus pasiones son  la arqueología, la historia y la espeleología. 
Lleva desde los doce años practicando la espeleología con el Grupo Espeleológico de Cortes de la Frontera y con el grupo "Conmigente" de Sevilla.
Están muy interesados en saber exactamente cómo conecta la Sima de Villaluenga con el nacimiento del Algarrobal, y sus expediciones los llevan por toda la Sierra de Ubrique, buscando un punto de conexión en nuestras montañas.
Hace un par de semanas nos comentó que habían estado leyendo la entrada del Sumidero del Acebuchal, y que iban  a intentar explorarlo ahora que las condiciones son favorables para ello. 
Parece que ya han comenzado las primeras aproximaciones, y el aspecto que presenta el sumidero es bastante atractivo, en primer lugar hay "golpes de gubia" al principio. (Los golpes de gubia son, según el mismo Diego nos ha comentado, las marcas que las piedras van dejando sobre la roca al pasar arrastradas por la corriente). Estos golpes de gubia indican que tanto el caudal como la velocidad del agua son muy importantes.
Además hay un primer pozo de unos dos metros, que puede augurar una exploración muy interesante. Esperamos que si la  realizan nos mantengan informados de lo que encierra el sumidero.





Estalactita en el interior de la Sima de Villaluenga
Fotografía: Diego Fernández


Por lo pronto Diego nos ha traido dos fotos que él mismo ha realizado. La primera, que preside nuestra entrada, es de Sima Bella, en la sierra de Ubrique (por la zona de Ubrique el Alto), y la segunda, a nuestro parecer espectacular, es de una estalectita en el interior de la Sima de Villaluenga.
Es una magnífica fotografía en la que se aprecia perfectamente la caída del agua y diferentes colores que da el  mineral  a las rocas.

Esperamos que Diego siga cultivando sus aficiones tan interesado como hasta ahora, y deseamos que sus descubrimientos sigan contribuyendo a que veamos nuestra sierra como un auténtico paraiso.
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