miércoles, 2 de diciembre de 2009

Las Damas de Aznalmara

Aznalmara desde el Batán
Foto: María Rincón


Aquello fue una conquista, o casi.

Corría el año 978 del milenio pasado, es decir 1978, era verano. A pesar de nuestra corta edad, nos decidimos a correr aventuras. De modo que cargamos los bártulos y nos fuimos a Tavizna, montamos el campamento cerca del charco de la piedra, hay que ver lo bonito que era aquello y como está ahora.

No pasó mucho tiempo antes que nos fijáramos en la mole de piedra donde se ubica el castillo de Aznalmara. Como estábamos deseosos de aventuras procedimos a realizar su conquista. El acercamiento lo hicimos, literalmente, a través del río, es decir, metidos en el agua desde Tavizna hasta el Hondón. Allí junto al molino montamos de nuevo el campamento a la espera de trazar un plan para realizar la misión que teníamos en mente. Aquella no fue una noche tranquila (dentro de la tienda parecía que preparábamos una guerra química).

Al día siguiente comprobamos que muy cerca de nuestro campamento y muy cerca de la zúa que abastecía de agua al molino se encontraba un grupo de personas, que por lo que oímos pertenecían a algo llamado scout, desconocíamos aquella “orden” pero nos llamó la atención que el grupo lo componían miembros y miembras (nuestro grupo solo tenía “ miembros “).

Tuvimos una reunión urgente y en tres segundos decidimos olvidarnos de Azalmara y dedicarnos a las damas.


El Castillo de Aznalmara desde el Batán

Foto: María Rincón


Pero el destino nos deparaba otra sorpresa. Uno de ellos nos pregunto por donde podían subir al castillo ¡¡ querían conquistarlo ¡¡ les indicamos un camino con un pequeño rodeo y se fueron. Nosotros cogimos unas mantas y algo de comida y subimos por el pasadizo que tenían antiguamente para escapar o bajar al rio por agua, de modo que cuando llegaron ya teníamos cogido el mejor sitio para pasar la noche. UNA AUTENTICA CONQUISTA para el Señorío de las Siete Villas.

Al anochecer uno de sus jefes nos pidió que le dejáramos aquel sitio y tuvimos que retroceder un poco, de modo que nos fuimos a dormir cerca del aljibe grande y aunque tuvimos la visita de una de las damas preocupada por nuestra comida consideramos que lo nuestro no era conquista, era conquistita.

La tristeza que sentíamos solo la pudo quitar LA MARAVILLOSA NOCHE QUE PASAMOS EN EL CASTILLO DE AZNALMARA.

Y como dijo alguien: ya vendrán otros a conquistar Aznalmara, nosotros vamos a conquistar a las damas.


Leandro Cabello Izquierdo, diciembre 2009

3 comentarios:

María José dijo...

Muy interesante vuestro blog!! yo tengo una hermana en Prado y tb disfruta de esas vistas tan espectaculares.
Saludos desde San Fernando.

Manuel J. dijo...

Jajajajaja y al final ¿quien se quedó con la "damita"?

Leandro dijo...

Lo raro es que desde que vio lo que estabamos cenando nunca volvimos a verla. No se porqué.