martes, 11 de marzo de 2008

Sombreros en Ubrique en los años 20



Celia Rubiales, Natalia Arenas,
Encarna Carrasco Blanco y Paco Arenas
Fabricación artesanal de sombreros


Por Esperanza Cabello


Hace poco explicábamos en este blog la fabricación de los sombreros en Ubrique (pinchar aquí). Hoy Isabel nos ha contado cómo se hacían en realidad:

"En 1927 empecé a trabajar cosiendo sombreros con mis tíos. Los hermanos Arenas Rubiales fabricaban sombreros de todo tipo para los ubriqueños: hacían sombreros cordobeses, mascotas, castoras, de paja y hasta gorras.

La fabricación de los sombreros empezaba en la fula (ese era el nombre dado al taller, curiosamente fula es una de las operaciones necesarias para la fabricación del fieltro), estaba en la calle Prim, bajando a la derecha.
Allí unas mujeres iban quitando el pelo a las pieles de los conejos, después ellos (los hermanos Arenas) iban mojando el pelo y poniéndolo en máquinas hasta que se iba formando el sombrero. Había unos moldes para ver de qué número (talla) había que hacer cada sombrero y una gran cantidad de herramientas, pero yo no estaba allí, en la fula.
Yo cosía en la calle del Agua, en la casa de Pedro Arenas, que ahora es de Paquita Arenas, allí cosían tu tía Nieves Arenas, María "la Rondina" y Encarnación Carrasco Blanco, "la Tacona".
Allí cosíamos las cintas, la badana (la piel de dentro) y les poníamos un lacito blanco en el interior. También planchábamos cada sombrero, el planchado era fundamental.
A mí me pagaban tres chicas por cada sombrero que cosía. No sé cuánto valdría cada sombrero. Hacíamos sombreros para toda la zona.


Manuel Janeiro en un montaje fotográfico
Con una gorra, con una castora y con una boina



Cuando trabajábamos era fantástico. Las mujeres eran muy graciosas y siempre estaban contando historias divertidas. Tu tía Nieves hacía natillas, huevos nevados y arroz con leche y nos lo traía.

Años más tarde, las costureras empezaron a hacer gorras de tela, y yo empecé como costurera en la fábrica de tu abuelo Francisco Cabello, allí estuve veinte años cosiendo petacas. También trabajé como costurera en la fábrica de Norberto Aparicio otros diez años.

A partir del año 56, tras la muerte de mi madre, me ocupé de la administración de lotería de la calle botica, que dejé cuando me jubilé".


Después de toda una vida de trabajo y con una memoria de escándalo, nuestra tía Isabel, la mayor de la familia Janeiro Rubiales, nos ha prometido más historias del Ubrique del siglo pasado.


Esperanza Cabello, diciembre 2009

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