sábado, 9 de mayo de 2009

El verdadero tesoro de Ubrique: el agua

Foto: Leandro Cabello Izquierdo
La Fuente de la Tarántula. Mayo 2009


Las historias y leyendas en nuestro pueblo son casi infinitas. Cada una de las generaciones que por aquí han pasado ha tenido sus propias historias y los vestigios del pasado nos recuerdan, a veces veladamente, que las cosas no siempre son lo que parecen.
La historia de este manantial es muy confusa. Hemos recordado entre todos que había una fuente a la que nuestro padre nos llevaba de pequeños y que, según la tradición, ocultaba algo maravilloso: un tesoro. Es la Fuente de la Tarántula.
Enclavada en un lugar de fácil acceso, conserva la verdura y la belleza de todos esos lugares de nuestra sierra que aún no están demasiado a la vista. Durante años se dijo: "En la frente del moro está el tesoro" porque al parecer había una cara esculpida en el caño de la fuente.


Foto: Leandro Cabello Izquierdo. Mayo 2009
El agua: verdadero tesoro para todos nosotros


Parece ser que hubo un tiempo en el que muchos ubriqueños se dedicaron a buscar el pretendido tesoro, y que cavaron incluso enfrente de la fuente, por si acaso había confusiones con las palabras "en la frente" y "enfrente"; definitivamente el monte se quedó lleno de agujeros, pero ahí quedó la cosa. Nunca nadie encontró ningún tesoro.
Nosotros pasamos por allí muchas veces cuando éramos chicos, de excursión o buscando vestigios de los posibles pobladores de la zona, y tampoco encontramos nada destacable, aparte de la belleza del lugar.



Foto: Leandro CabelloIzquierdo. Mayo 2009
Magníficos pilones de la Fuente de la Tarántula


Pero nuestro hermano Francisco Cabello recuerda la explicación de nuestro padre: el verdadero tesoro es la fuente. En una zona seca, sin otros manantiales, este manantial constante todo el año es un verdadero tesoro. Así que lo dejamos tal cual, sin más búsquedas, e intentando conservarlo como lo encontramos: "En la ¿fuente? del moro está el tesoro"

Esperanza Cabello Izquierdo, mayo 2009

1 comentario:

Anónimo dijo...

Completamente de acuerdo: el verdadero tesoro era la fuente y la belleza de la vegetación. No hay más que ver las fotos. Personalmente, estimo en más que el oro ese ruido inefable del agua goteando en una fuente en una noche de junio con luna llena, cuando el ambiente está preñado de dulces olores vegetales...