lunes, 28 de abril de 2008

La Hermandad del Cristo del Perdón y de la Sierra

Cristo del Perdón y de la Sierra, 1934
 
 
En la imagen podemos observar la procesión de una sencilla imagen de Cristo Crucificado en la Semana Santa de 1934, bajando por la actual calle Moreno de Mora y acercándose a Los Callejones. Durante un largo periodo las manifestaciones religiosas se suspendieron en Ubrique  después de la Guerra Civil.
En 1951, siendo párroco de Ubrique don Francisco Lanzat Ríos, Manuel Cabello tuvo la idea de crear la hermandad del "Cristo del Perdón y de la Sierra", que fue debidamente autorizada. La imagen del Cristo del convento volvió a salir en procesión en la Semana Santa de 1951, pero el año siguiente la parroquia cambió de titular, y el nuevo párroco consideró que la imagen no contaba con un trono adecuado que garantizara su seguridad, por lo que no permitió que volviera a salir y la hermandad se disolvió.
Es la misma imagen del Cristo que actualmente sale a hombros y es llevada hasta el Calvario.

Esperanza Izquierdo Fernández, abril 2008



Hace unos minutos han depositado,  en unos lienzos sobre el suelo, delante del altar de nuestra parroquia, una imagen del Cristo Crucificado. Nuestra madre ha empezado a explicarnos que esa es una imagen antigua que no se saca en procesión porque no tiene andas ni trono. También  nos ha explicado que nuestro padre se empeñó en 1951 en sacar la imagen del Cristo, aunque fuera directamente sobre los hombros de los costaleros, y que el párroco  don Francisco Lanzat les dió el permiso pertinente.
Nos ha contado también cómo fundaron la hermandad del Cristo del Perdón y de la Sierra, y ese nombre nos ha parecido muy significativo para una cofradía serrana.
 
Íbamos a escribir la entrada correspondiente cuando hemos recordado que ya en 2009 habíamos hablado de las procesiones y el crucificado, y en 2010 explicamos que el primitivo Cristo del Perdón había sido quemado en 1936, habiendo venido a sustituirlo un crucificado del sevillano Antonio Castillo Lastrucci que es el que actualmente está en la Parroquia.


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martes, 22 de abril de 2008

¿Jugamos en el Salto de la Mora?

Jugando en el Salto de la Mora
Ubrique, diciembre de 1963
Gentileza de Luis Vilches y Paquita Arenas


Por Esperanza Cabello

Nuestros querido Luis Vilches y Paquita Arenas nos han enviado una fotografía muy especial: el recuerdo de una de las muchísimas veces que nos íbamos todos a pasar un día de campo.
Es una fotografía de diciembre de 1963, y  en ella podemos ver a unos cuantos niños de la familia: Antonia María; María  Teresa, María Isabel, Esperanza, Ángel y Pepe Luis.
En aquellos tiempos nos juntábamos varias familias, todas con muchos niños, y pasábamos unos estupendos días de campo, unas veces íbamos a la Viña del "Moniato", donde estaba nuestro tío, el padre de Antonia María y María Teresa, otras al llano de la Zarza (allí montábamos hasta la tienda de campaña azul), otras a la Cueva del Arenal y muchísimas otras al Salto de la Mora, entonces nos quedábamos en el llano de Santa Lucía o subíamos al actual yacimiento de Ocurris, y jugábamos en la cueva de los "Beatles de Cádiz".
Pues en ese llano debíamos de estar jugando a la pelota cuando nos hicieron esta fotografía. Recordamos perfectamente aquella pelota (la que tiene María Isabel en las manos) y la capita azul. Nos habían hecho una igual a cada prima.
Nos parece una foto muy entrañable, que nos trae unos magníficos recuerdos, y no queremos dejar de agradecer a Luis y Paquita (los compadres de nuestros padres) que nos la hayan ofrecido. Gracias a los dos.


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miércoles, 2 de abril de 2008

Una tanda de Janeiros y de Rubiales

Julia Janeiro Coveñas con su madre


Por Esperanza Cabello

La historia de nuestra familia está llena de personas de las que hemos oído hablar desde siempre, pero a las que no sabíamos distinguir, porque no teníamos imágenes de ellos. Poco a poco vamos recuperando fotografías y recuerdos de unos y de otros, y estamos muy orgullosos de ver cómo toda la familia se interesa, nos cuentan historias, nos dan fotografías y vamos hilando, despacito, la madeja familiar.

Para esta galería fotográfica de hoy hemos tenido la suerte de contar con la ayuda de Julia y Javier Janeiro Pérez, Isabel Álvarez Janeiro, Remedios y Joaquina Cabello Janeiro, Esperanza Izquierdo, Pepa Rubiales y su hijo Cristóbal.


La historia de este trocito de familia comienza con Isabel Coveñas Orellana, nuestra tatarabuela, de la que hemos hablado en varias ocasiones, (pinchar aquí) tuvo "siete hijas como siete soles" (Isabel, Consuelo, Natalia, Ángeles, Francisca, Julia y Josefa) y varios hijos (José, Emilio y Cristóbal).



Isabel Coveñas, madre de Isabel y Julia


Una de sus hijas, Isabel, fue la primera esposa de Manuel Janeiro Córdoba, y con él tuvo varios hijos, Edmundo (que murió muy pequeño), Manuel (que emigró a Argentina), Isabel, Ana y Humberto. Isabel era la abuela de nuestra tía Isabelita Álvarez Janeiro.



Isabel Janeiro Coveñas
primera esposa de Manuel Janeiro Córdoba



Isabel murió en el parto de su último hijo, Humberto, y Manuel se casó de nuevo con la hermana de ésta, Julia, que se ocupó de los hijos de su hermana y de los suyos propios, formando una gran familia (pinchar aquí para leer la historia).


Manuel Janeiro Córdoba
esposo de Isabel Rubiales Coveñas
casado con Julia Rubiales Coveñas
tras la muerte de Isabel



El mayor de los hijos de Manuel e Isabel, Manuel Janeiro Rubiales, un fantástico pintor, emigró a Argentina muy pronto (en los primeros años de 1900) a buscar fortuna. Y allí se quedó para siempre. Ésta es su última fotografía en España, las otras que conservamos (pinchar aquí para verlas) ya llegaron desde Argentina, donde Manuel se estableció, aunque no llegó a casarse.




Manuel Janeiro Rubiales
el mayor de los hijos de Manuel e Isabel



Uno de los hermanos de Manuel, Eloy, se fue en principio a Cuba, con sus hermanos Humberto y Rogelio, allí trabajaban en un ingenio (fábrica) de café. Cuando sus hermanos volvieron a Ubrique, Eloy decidió ir también a Argentina, como su hermano Manuel. Eloy había trabajado en Ubrique con su padre, y había sido novio de María Coveñas muchos años, pero se fue al nuevo mundo buscando fortuna y tampoco regresó a España.
Eloy no formó su propia familia, trabajó constantemente pero siempre tuvo añoranza de su tierra, a la que no volvió. Se puso enfermo y quería volver, pero no tuvo ocasión, nos ha contado nuestra tía Joaquina que cuando estaba ya muy enfermo sólo llamaba a María.



Eloy Janeiro Rubiales
Hijo de Manuel e Isabel


Aunque Eloy y Manuel se fueron lejos, nunca perdieron el contacto con la familia. Nuestra abuela Julia guardaba las cartas y las fotografías de sus hermanos como un tesoro, del que nosotros hemos elegido la tarjeta que Eloy mandó a su padre justo antes de coger en Santander el barco que los llevaba a Cuba el seis de noviembre de 1919. Eloy volvió a España varias veces, hasta que se quedó definitivamente en Argentina a partir del año 1925.




Tarjeta enviada por Eloy a sus padres
desde Santander antes de salir para Cuba
6 de noviembre de 1919


Reverso de la tarjeta de Eloy


Queridos Padres:

Hoy, 6 llegamos a ésta (se refiere a Santander). Mañana, 7 salimos. Les escribo ésto porque no sé qué contarles. Su hijo, Eloy.

Dirigido al señor D. Manuel Janeiro (Café) Ubrique (Cádiz).



Nota del 11 de agosto de 2011: Hemos tenido la suerte de que Eduardo Rubiales Rascón, un jerezano tataranieto de Isabel Coveñas, se haya puesto en contacto con nosotros. Se da la circunstancia de que es bisnieto de Josefa Rubiales Coveñas, así que hemos despejado la duda que teníamos desde que escribimos esta entrada: la séptima hija de Isabel se llamaba Josefa. Era habitual que dos hermanos (hombre y mujer) tuvieran el mismo nombre, porque se seguía a rajatabla la tradición de poner los nombres de los abuelos y los padres según fuera tocando, fuera niño o niña. En nuestra familia materna tenemos el mismo caso, nuestra bisabuela Pepa tenía un hermano llamado José (el Tío Pepito).
Agradecemos a "nuestro primo" Eduardo que se haya puesto en contacto con nosotros y lo animamos a que nos envíe los datos familiares que le sea posible.

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